martes, 1 de marzo de 2011

Agua

Voy en flotando en el río. Mi marido va en un bote al lado mío. Yo voy agarrada a un remo que él sostiene desde la pala. El agua no está fría ni caliente. Es más bien de tibia a fría: La temperatura justa. Es un agua suave. Me gusta sentir cómo se desliza por mi cuerpo.

No estoy acostada, floto más bien parada con la cabeza afuera. Mi mano derecha toma el mango del remo y me desplazo hacia donde el remo (o más bien, hacia donde el bote en donde está mi marido) me lleva, que es siempre hacia adelante. En eso veo que tengo enfrente un cúmulo de ramas y plantas. El bote en donde está mi marido le pasa de costado, pero en mi ruta está justo adelante.

No puedo hacer otra cosa que sumergirme. Temo quedarme sin aire, pero no tengo alternativa. Me sumerjo (siempre agarrada del remo, siempre avanzando hacia adelante). Abro los ojos. Veo partículas de diferentes plantas flotando en el agua adelante de mis ojos. No me da asco. No me siento en un lugar sucio. Al principio estoy esperando que termine pronto para volver a la superficie y respirar. El tramo con plantas se hace más largo de lo que esperaba, pero me sorprendo disfrutándolo. ¡No necesito respirar debajo del agua! Me relajo. Juego con esas cositas que flotan mientras voy despertando de ese sueño placentero.

Reflexión diurna: ¿Conexión con el bebé que llevo en la panza hace 6 meses? ¿Recuerdo inconsciente de cuando yo flotaba como hoy mi hijo? ¿O ambos?

3 comentarios:

  1. Muy linda sensación la que tuviste, nada como volar en el agua

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  2. Si. La verdad es que estuvo bueno. Sobre todo por esa temperatura del agua. Cierta textura especial.

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  3. Es probable que tus interpretaciones sean correctas, esa placidez de flotar sin necesidad de respirar, debe ser medio similar, ¿no?

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