Corro. Corro. Corro. Atravieso pinos y pinos. Me persigue una bruja. Una bruja tal cual es una bruja: viste de negro y tiene sombrero. Es más bien de baja estatura, pero es rápida.
Llego a una casa en medio del bosque. Pienso acá me voy a esconder. Entro. La casa es de madera, está abandonada y muy desordenada. Entra después la bruja. Me agarra. Se sienta en una silla. Me acomoda a mí como para darme chirlos en la cola.
Pero no.
Me hace cosquillas hasta que duele. No puedo escapar de esas cosquillas.
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