martes, 29 de noviembre de 2011

Zarpando

Estamos cerca de la casa de veraneo familiar, reunidos bajo un toldo, mis padres, mis hermanos y yo. Algo pasa. No entre nosotros. Algo pasa en ése lugar. Todos lo saben. No parece grave, pero si algo que nos convoca. Charlamos a la mesa bajo ese toldo que está cerca de unas avenidas. Pasan autos al lado, pero nosotros seguimos en nuestro tema.

Terminamos con un "Ya se verá."

Me levanto y camino. Encuentro una chica que fue al mismo colegio que yo. No se si es mayor o menor. No sé como se llama, pero conozco su cara. Me dice: -Vení, me dijeron que por acá se resuelve el tema- Me da curiosidad.  La sigo.

Entramos en un edificio y empieza a bajar escaleras hacia el subsuelo. Bajamos muchos pisos. Las escaleras son de una especie de mármol poroso claro y gastado. Bajamos unos 6 o 7 pisos. Me sorprende que haya tantos pisos hacia abajo, sobre todo tan cerca de la costa, en un terreno tan medanoso.

Después del sexto o séptimo piso, las escaleras ya no son escaleras, es un tobogán de la misma piedra clara, porosa, gastada.  Damos unas 3 o 5 vueltas en ése tobogán y salimos a un muelle pequeño de madera en donde está por zarpar una lancha colectivo chica de dos pisos (o tres).

-Hay que subir al barco- me dice. Pego un salto y ella también. Subimos. Estamos todos apretados. Hay poco lugar. Miro hacia atrás y veo a mi marido y a mi hijo llegando al muelle. Sin apuro. Se sientan allí. Les digo que vengan, que vamos. Mi marido desviste a mi hijo (de dos años) despacio, prenda por prenda y una vez desnudo lo deposita en el agua lentamente.

Mi hijo muerto de risa nada perro desnudo en el mar y alcanza a la lancha que acaba de zarpar. Lo levanto del agua muy feliz y sonriendo le grito a mi marido que venga, que hay lugar. Él duda. Finalmente se saca la remera y se lanza al agua. No llego a verlo al lado mío, pero supongo que está en algún lado de la lancha colectivo, mojado, entre toda esa gente y que pronto va a llegar. Me despierto.

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