Caminamos por una playa muy grande (mi marido y yo). Desde el mar hasta los médanos hay al menos un kilómetro. La arena es fina y clara. El sol está alto. Hace mucho calor.
La playa está vacía, pero de frente vienen caminando unos hombres muy grandes. Son cuatro gigantes artistas y acaban de dar un espectáculo que sólo pudimos ver de lejos. Todos ellos saltando, chocando entre sí, rodando en la arena y haciendo piruetas en el aire.
Uno de ellos lleva el torso desnudo (y trabajado), pantalones negros de vestir y una faja. Otros son gordos, pero igualmente ágiles.
Mientras sueño pienso: Esta es la playa y el espectáculo de gigantes del que me habló mi amiga V (que vive en Malasia).
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