martes, 20 de diciembre de 2011

Otro maremoto

Estoy en la ciudad balnearia de veraneo familiar. Hay algo relacionado con el final del alquiler de una casa muy grande casi abandonada. Algo como que el inquilino se está yendo porque no paga. Algo como que la casa es grande y vieja y está en estado de abandono.

Llegó allí con algunas amigas, aunque sólo recuerdo ahora a mi amiga T. No se ahora quiénes eran las otras. Hay algo sobre una mujer que organiza unas clases, un curso de algo allí. No estamos del todo de acuerdo sobre cómo organiza las cosas y no nos gusta el estado de esa gran casa. Las alfombras levantadas, abajo el cemento del piso.

La casa tiene dos pisos, pero sólo estamos abajo. Tiene un gran living y desde él, un gran ventanal hacia el jardín. (Me recuerda a un par de casas que están tirando abajo en esa ciudad de veraneo familiar y en donde están haciendo pequeños condominios de edificios).

El curso implica que nos subimos a un micro y nos vamos. El micro lo maneja un conductor que sigue las órdenes de esta mujer que organiza estas clases.

Vamos llegando a la costa y vemos la enormidad de las olas. El micro va lleno. Hay temporal. Las olas son ordenadas pero muy muy grandes. Cada vez más grandes. Cuando llegamos a una punta del terreno, ya no hay calle. Las olas van y vienen sobre todo lo que había allí. Son muy grandes Hay ola y contra ola.

Veo con asombro que el conductor sigue conduciendo, ignorando eso que pasa. Sigue avanzando como si viera dónde está la calle que ya no está, como si no hubiera una ola viniendo desde la derecha y una viniendo desde la izquierda. Muy grandes.

Pienso que quizá son más chicas de lo que pienso, pero a medida que se acercan estoy segura de que son demasiado grandes para el micro y para nosotros. Sé que nos va a arrastrar. Me resigno sin temor.

El sueño hace un corte y volvemos a la casa del principio. Mi amiga T habla de la mujer encargada de los cursos. Dice que lo que pasó con el micro y las olas fue un horror y fue culpa de ella. Yo le pregunto:

-¿Sabés qué pasó? Yo estuve ahí, pero no me acuerdo-

-Se murieron todos- Me contesta.

Y seguimos hablando de como fue que pasó. Yo aporto detalles, describo todo lo que me acuerdo. Nos vamos acomodando en una habitación de la casa que parece en buen estado, aunque es bastante chica. Está alfombrada, tiene una cama de una plaza y un sillón sin estridencias. Siguen las clases con menos personas en esa pequeña habitación que parece de servicio.

martes, 13 de diciembre de 2011

Depilación

Paso una máquina Silképil por mis piernas. Voy viendo cómo se van mis pelos. Voy pensando cuánto me tomará terminar la tarea.

Me doy cuenta de que empecé por el muslo.¡Pero si no iba a depilarme el muslo! ¡Sólo las pantorrillas!

En fin. No importa. No hay tantos pelos.

Y sólo veo eso. Mis piernas blancas, salpicadas de pelos largos negros que van siendo arrasados por la Silképil.

Reflexiones diurnas: Se viene el verano... ufff....

martes, 6 de diciembre de 2011

Pared

Charlo con una mujer con una pared verde de fondo.

Es de esas paredes viejas que tienen algunos edificios antiguos en el frente. Como de piedra verde rugosa, con salpicadas muy muy sutiles de azul, rojo, verde más oscuro y (el toque clave) algo que brilla a la luz (¿será mica?).

Ella tiene una cartera en el hombro, una agenda en la mano.  El pelo algo ondulado, marrón oscuro hasta los hombros.

Hay una puerta en la pared.